En 2025, la inteligencia artificial ha dejado de ser un concepto futurista en la sanidad española para convertirse en una herramienta clínica esencial, integrada en hospitales públicos y privados de toda la geografía nacional. Gracias a alianzas entre el Ministerio de Sanidad, universidades como la Complutense de Madrid o la Pompeu Fabra de Barcelona, y startups locales financiadas con fondos Next Generation, la IA está transformando la forma en que se detectan, analizan y tratan enfermedades —reduciendo tiempos de diagnóstico, aumentando la precisión y aliviando la carga sobre los profesionales sanitarios.
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Uno de los avances más impactantes es MediScan AI, un sistema desarrollado por investigadores del Hospital Clínic de Barcelona y validado en 12 comunidades autónomas. MediScan analiza imágenes de TAC, resonancias magnéticas y radiografías con una precisión del 98,7% en la detección temprana de cáncer de pulmón, mama y próstata. En fase piloto en 2024, logró identificar tumores en estadios iniciales que habían pasado desapercibidos en lecturas humanas, reduciendo el tiempo medio de diagnóstico de 14 días a menos de 48 horas. En 2025, está plenamente operativo en centros de referencia como el Hospital La Paz en Madrid o el Virgen del Rocío en Sevilla.
En el ámbito de la neurología, el Proyecto NeuroRed, impulsado por la Universidad de Granada y el Servicio Andaluz de Salud, utiliza redes neuronales para detectar patrones sutiles en electroencefalogramas y resonancias cerebrales. Ha demostrado eficacia en el diagnóstico precoz del Alzheimer y la epilepsia, incluso antes de que aparezcan síntomas clínicos evidentes. En Málaga, un ensayo clínico con 3.000 pacientes mostró que la IA identificó un 32% más de casos de deterioro cognitivo leve que los métodos tradicionales, permitiendo intervenciones terapéuticas hasta 5 años antes.
La atención primaria también se beneficia. En centros de salud de Valencia, Asturias y Galicia, se ha implementado SaludBot Primaria, un asistente de IA que analiza historiales clínicos, síntomas descritos por el paciente y constantes biométricas (cuando están disponibles) para sugerir hipótesis diagnósticas al médico. No reemplaza al profesional, sino que actúa como “segunda opinión digital”. En pruebas controladas, redujo errores de diagnóstico en un 27% y aceleró la derivación a especialistas en casos críticos. Además, está entrenado para reconocer expresiones en castellano, gallego, catalán y euskera, adaptándose al contexto lingüístico local.
En emergencias, la IA salva vidas. El Sistema de Triaje Inteligente (STI-5), desplegado en urgencias de 45 hospitales españoles, prioriza pacientes en tiempo real mediante cámaras térmicas, sensores de saturación y análisis de voz. Detecta signos de sepsis, infarto o ACV en segundos, incluso antes de que el paciente sea atendido por un humano. En el Hospital Universitario de A Coruña, redujo la mortalidad por sepsis en un 19% durante su primer año de uso.