En el ámbito empresarial, destaca Reciclamóvil, una startup con sede en Valencia que ha desarrollado el primer sistema automatizado de clasificación de componentes móviles mediante IA y visión artificial. Su planta recibe móviles donados, los desmonta en 90 segundos y separa plásticos, metales, circuitos y pantallas con un 98% de precisión. Los materiales recuperados se venden a fabricantes locales —como la nueva línea de Xiaomi ensamblada en su planta de Sagunto— cerrando así el ciclo productivo dentro de España. En 2025, Reciclamóvil ha procesado más de 500.000 terminales, evitando la extracción de 12 toneladas de minerales raros.
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Las administraciones también actúan. La Tarjeta Verde Digital, disponible en la app del DNI electrónico, permite a los ciudadanos registrar cada reparación o reciclaje realizado. Por cada acción, acumulan puntos canjeables por descuentos en transporte público, entradas culturales o incluso bonificaciones en el IRPF. En Andalucía, esta iniciativa ha aumentado un 70% la tasa de reciclaje de electrónicos en solo un año.
Por su parte, marcas como Fairphone y Shiftphone —aunque no españolas— han abierto centros logísticos en Bilbao y Zaragoza para facilitar la reparación y reciclaje en la península. Su modelo modular permite reemplazar cualquier pieza en minutos, y ofrecen programas de “devolución responsable”: al devolver tu móvil antiguo, recibes hasta un 60% de descuento en el nuevo, y el antiguo se desmonta íntegramente para reutilizar sus componentes.
El futuro ya está aquí: en 2025, comprar un móvil no es el final, sino el inicio de un ciclo sostenible. Gracias a estas iniciativas, España demuestra que es posible combinar innovación tecnológica con responsabilidad ambiental. Cada pantalla reparada, cada batería reciclada, cada ciudadano formado, es un paso hacia una economía digital más justa, local y respetuosa con el planeta. Tu móvil no tiene por qué convertirse en basura. Tiene derecho a una segunda vida —y tú, a exigirla.