5. TerraPlug — El enchufe inteligente que te enseña a ahorrar (creado en Barcelona)
Este enchufe Wi-Fi, desarrollado por la startup catalana WattLab, no solo enciende y apaga dispositivos por app o voz —sino que te educa. Mide el consumo real de cada electrodoméstico conectado, te alerta si un dispositivo está en modo stand-by consumiendo más de lo normal, y te sugiere horarios para usarlo según la tarifa de luz más barata y verde de tu compañía (Iberdrola, Endesa, Holaluz). Hecho con policarbonato reciclado de botellas y circuitos libres de plomo. Integrado con Google Assistant y Alexa en español. En pruebas con 1.000 hogares españoles, redujo la factura eléctrica un 18% en promedio. Precio: 29€/unidad (pack de 3 por 75€). Vendido en Amazon.es, Carrefour y tiendas de electrónica.
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Por qué España está liderando esta tendencia:
- Legislación proactiva: Desde 2024, España exige que todos los gadgets vendidos incluyan etiqueta de huella de carbono y durabilidad (similar al etiquetado energético).
- Fabricación local: Cada vez más marcas eligen producir en España para reducir emisiones logísticas y controlar la cadena de suministro ética.
- Conciencia del consumidor: Según el CIS, el 68% de los españoles prefieren pagar un 15% más por un producto sostenible si dura más y se repara fácilmente.
- Apoyo institucional: El Gobierno, a través del IDAE, ofrece bonificaciones de hasta 200€ por compra de gadgets eco-certificados.
Conclusión:
En 2025, la tecnología ecológica en España ya no es una alternativa marginal: es la corriente principal. Estos cinco gadgets —hechos aquí, pensados para nuestro clima, nuestras costumbres y nuestros valores— demuestran que se puede innovar sin destruir, consumir sin contaminar y progresar sin agotar. No se trata de renunciar a la tecnología, sino de rediseñarla desde la raíz: con materiales que vuelven a la tierra, energía que viene del sol, y circuitos que se pueden abrir, arreglar y reutilizar. La verdadera innovación no está en hacer gadgets más potentes, sino en hacerlos más responsables. Y España, con su mezcla de ingenio, tradición artesanal y compromiso ecológico, está marcando el camino. Tu próximo gadget no tiene que contaminar. Tiene que sanar —el planeta, y tu conciencia.